El es mayor que el jovencito. Son dos entre varios más.
EL: ¿por qué me mirabas tanto en la micro?
EL JOVENCITO: No sé. Te vi. Me gustó tu cara, tu cuerpo, tus manos fuertes, tu barba y tu mirada severa; de hombre. Sentí que me podías proteger. Pensé que podría llegar a mirar tu lindo rostro durante muchos años. Sentir tu barba. Te imaginé mío, y por sobre todo, yo siendo tuyo. Te imaginé a mi lado por muchos años; vivir juntos, tocarnos, desayunar juntos.
No sé. Todo eso me lo imaginé mientras te miraba ese día en la micro. No te enojes conmigo, en imaginar no hay crimen. Por un minuto me imaginé toda mi vida contigo. ¿Te das cuenta? Toda mi vida sólo vivió por un minuto. Y tú nunca lo supiste. Y yo no te conozco. ¿Te puedo decir algo más?
EL: Sí…por supuesto.
EL JOVENCITO: Nunca me olvidé del libro que ibas leyendo, ni del lunar que parecía una eterna lágrima en tu cara.
EL: ¿Sabes?... mientras me mirabas y leía ese libro pensé en sacarme el anillo y tirarlo por la ventana, cerrar el libro, sacarme el sombrero y decirle adiós a mi hija, despedirme de ellas.
EL JOVENCITO: Te amo.
EL: Qué suerte que en tu mente puedas entender mi idioma, porque yo no sé hablar español. Qué suerte que en Chile enseñen inglés.
EL JOVENCITO: I love you.
jueves, 27 de noviembre de 2008
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