Vemos a un joven parado en una esquina de alguna calle de Santiago. Viste ropas como que en cualquier momento te va a asaltar. Es de noche y está solo, más solo que nunca, que nunca. En algún minuto de esa noche otro joven, muy distinto al primero, viene caminando solo y apurado. Cuando el chico que puede asaltar ve pasar al otro chico le dice:
• Joven solo: hermanito! ¿Un cigarro?!
• Joven apurado: (niega con la cabeza)
• Joven solo: ¡¿y el celular?!
El joven apurado huye como si hubiese visto al diablo y desaparece como apareció.
• Joven solo: …y tú número?
Y todo sigue igual en nuestro incomprensible Santiago.
Excusas:
lunes, 26 de enero de 2009
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